CONCEPTUALIZACION DEL SABER DESDE MARITAIN


La búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad.

En el transcurso de la vida del hombre, su preocupación por conocer y ver cuál es la importancia o el fundamento de las cosas, lo ha conducido a ubicarse y planificar formas o métodos, para la comprensión de lo que a él le causa admiración. El sujeto se sitúa ante las cosas, las evalúa, ve la posición de ellas y la perteneciente a él mismo.

Ante tal ganancia del hombre, le queda una preocupación, una insaciabilidad, la cual puede o no perturbarle, y es el punto de hasta qué nivel puede llegar a saber sobre las cosas, hasta qué renglón las conoce. Desde aquí se cuestiona si le falta algo por saber, o si en realidad lo que sabe es a penas una mínima parte de lo que debería saber. La busqueda de un saber cierto y fiable no es tanto lo que interesa aquí, como lo es para Descartes su gran preocupación, sino un saber y sus grados.

Entonces, es necesario ver hasta qué grado puede llegar el hombre a comprender sobre lo que acontece, si lo puede llegar a conocer en realidad, si le es posible comunicar o si es tan claro que lo puede enceguecer.

Es de gran importancia para la comprensión de los grados del saber en el pensamiento de Maritain, desglosar e imbuirnos en la concepción que tiene sobre el mismo, precisando cuáles es su fundamento y cuál es la evidencia que se tiene.

Definir que el saber es el conocimiento general, el cual designa toda técnica que se considere adecuada para la información en torno a un objeto, en un ángulo organizado de sus resultados.

Maritain acepta la misma visión de que saber es tener cierta familiaridad con el objeto, el cual también debe estar relacionado en torno al mismo sujeto.

Es necesario que, para que el hombre conozca o sepa bien las cosas, las distinga y luego proceda a unirlas. La distinción es fundamental, y principalmente, si se hace de manera directa en las cosas que se nos presentan inmediatamente en la conciencia.

Tal distinción constituye uno de los principios fundamentales de la obra “Los grados del saber o distinguir para unir”. Cuya obra es la fundamental para abarcar estos temas sobre la razón y el saber.

Al interesarse por estos sectores de conocimiento, es preciso advertir que “La verdad del saber está ligada al contenido puro, en sus exigencias meramente inteligibles”. Esta antigua y vigente concepción, nos centra en ver la certeza del conocimiento, no en lo que digo y lo que hago, sino en lo que veo, conozco y transmito. Ya que la expresión de lo verdadero, no está tanto en lo que digo, ya que si así fuere, se convertiría en relativa, porque cada uno tiene una visión propia de lo que ve y conoce.

Mucho se preguntarían cuál es el punto fundamental de tratar este tema, es decir que buscarían el núcleo del asunto; talvez no tenga tanta importancia para el tiempo presente, aunque es importante certificar que el saber conforta al hombre, no en cuanto al saber propio se refiere, si no a la seguridad de lo que se sabe.

Maritain nos aclara, en su libro de introducción a la filosofía, que El saber no está ligado a las alucinaciones hechas, ni a las pretensiones cerradas del hombre, a las enfincadas a él mismo, aunque sí, en cierta parte, a las experiencias vividas, las cuales ayudan y facilitan el conocimiento que se busca alcanzar. Sin embargo, aunque las experiencias tengan parte en el banquete del conocer, no son las que determinan, porque el acto de razonar es el que dará el resultado buscado. Ya que es claro que no se puede obtener la inteligencia como fruto, sin antes pasar por el proceso del razonamiento.

El resultado que busca la verdad, no debe estar basado en un proceso difuso, de aceptar sin cuestionar, de afirmar sin revisar, y de hablar sin cerciorarse. Es papel de sabios, buscar la verdad desde sus fundamentos, desde lo más intrínseco y propio de cada ser. Ya lo afirmaba Aristóteles que “el sabio no obtiene un bien a título de posesión, si no a título de cuestionamiento.

En los asuntos del saber, lo que interesa no es su definición, sino el aseverarse y el método que en el se aplique. Por esto, es de entender que la sabiduría del hombre es la que le facilita y le hace creíble su resultado; todo por ser la consecuencia del trabajo de su razón. Precisamente, por tener la razón como causa, tal inteligencia, no será fácil adquirirla, por que es efectuada con tanto trabajo y de una forma tan enfocada, que los que se esfuerzan por llegar a ella, se le convierte en un infierno, si no toman el razonamiento como instrumento.

La Inteligencia Humana ante la Perfección del Saber.

En todo el ambiente de la vida del hombre, él no se encuentra ni llega a encontrarse con la perfección del saber, y mucho menos encuentra la vía que le guíe hacia todo el saber, sino que buscando fuera de sí lo puede encontrar fragmento del verdadero saber. Diría Octavio Nicolás Derisi, enfincándolo en un ámbito espiritual, que sólo en la trascendencia el hombre encuentra la vía y la verdad perfecta. Aplicándolo al saber, diríamos lo mismo.

A pesar de tantos obstáculos, el ser humano no se conforma con un saber parcial. El ansia de saber es propia de él. Su vida se lo exige, su ambiente, al igual que su ser. Diría Santo Tomas que la inteligencia humana y la voluntad del hombre lo abren al ser, y le agregaría Jacques Maritain, que lo abren al saber que lo lleva a Dios.

El filósofo maritain, nos remonta a Sócrates, al recordarnos que “no debemos cubrirnos con el ropaje de un mero saber, o de un saber parcial, ya que el saber es el que nos conduce a oponernos al mero opinar o conjeturar.

En suma, el conocimiento procedente de la presencia manifiesta de un saber bien elaborado, tiene en cada caso su propio y seguro carácter de certeza, a parte de su carácter de evidencia.

Desde el punto de vista de Aristóteles, el saber significa el conocimiento basado no sólo en la constatación de la facticidad de un algo, sino en la visión clara de los fundamentos de su existencia y de su esencia.

El saber es el conocimiento del fundamento, todo dado a su esencia y a su existencia; debido a que es lo verdadero, además que es siempre un discernimiento de las conexiones de fundamentación.

Es difícil abordar el tema, de lo que el hombre sabe, porque si lo cuestionamos, se tendría que buscar un punto de medición, el cual no sabemos y no encontramos. Pero si tendríamos que buscarlo, en términos religiosos sería la perfecta sabiduría; para maritain sería la inteligencia adquirida por el razonamiento crítico. Este razonamiento crítico no sólo es el método por el cual será procesa lo adquirido por los sentido, si no que es también el resultado de una conciencia que se va alimentando.

La conciencia, crítica estructurada, ya no es como una etapa anterior, sino que es más justa en su pensar. No acepta todo, ni niega todo; procesa lo ofrecido, cuestiona y hace razocinio de lo que necesita y tiene que aprehender.

Hacia el saber perfecto convergen todas las intenciones de hombre, las más hondas. De ahí que se decida a actuar con ímpetu, en su deseo de saber más, ofreciendo todas las fuerzas de la razón.

En esta acción, nos señala el filósofo cristiano, que el hombre tiene que -en el orden práctico- tener ansia de saber en la verdad y en el bien, porque sólo así los encontrará en la trascendencia divina.

Jacques nos aclara que, aunque el hombre haga su búsqueda en la verdad y el bien, tiene que perder su propio ser. “El hombre está condenado a perder sus propias entrañas en la reclusión de una inmanencia absoluta contra naturam”.

El hombre no puede encontrar la pura verdad sin salir de sí. Si su fin es buscar la verdad de las cosas, tiene que identificarse con ellas. Si lo hace buscado saber a Dios, tiene que salir de sí y entrar en ÉL. Todo porque el sentido, es decir, la existencia propia del hombre, de su ser, la conciencia propia, sólo se esclarece y llegar ser lo que en realidad es, en la luz inteligible del ser que viene desde fuera.

Toda perfección que busque el hombre, en cuanto a que quiera captar el máximo saber de las cosas externas a él, tienen verdadero sentido en la inteligibilidad y trascendencia, lograda por el olvido de sí y razonamiento de lo demás.

De esta manera es asimilado el ser de las cosas; en el olvidarse de sí, para ir al encuentro con el otro. De tal manera penetra y es asimilado el ser en su unidad. La aprehensión del mismo dependerá del razonamiento y de la identidad intencional del conocimiento intelectual.

Hay que tener en cuenta, que el hombre ante el puro saber, no lo capta todo por completo, sino que lo va asimilando procesualmente, y es a esto que este autor le llama los grados del saber. Es una gerarquización en los niveles del saber; evaluados a partir de la aproximación del saber que se tenga del objeto u objetivo.

Maritain es claro en su filosofar sobre el saber. Al hablar, nos cerciora y recuerda que los grados del saber son jerárquicamente asimilados por la inteligencia. Por eso, la inteligencia se identifica y hace propio el ser; de ahí que los atentados contra el saber sean atentados contra la inteligencia, contra el ser.

Por tanto, cualquier exaltación desmedida de la verdad a costa de la inteligencia, resulte contra la inteligencia misma. Todo debido a que distorsiona lo que el ser humano busca.

En el ser humano, esta relación de la pura verdad y la inteligencia, entre la esencia de la cosa y del espíritu propio, van a estar condicionadas según la postura que se tome ante la cosa. Ya que la verdad en la cosa es la misma, independientemente de que yo la inteligibilice o no. Ella es, independientemente de mi pensamiento o razonamiento.

De mí no depende la verdad de la cosa; de mí depende la aprehensión que yo pueda obtener. Es decir, que no soy el responsable del ser de la cosa, simplemente un ser pensante que busca la verdad que ella contiene. Pero, si en dado caso fuere así, caeríamos en un relativismo, afirmando que todo conocimiento o valor moral dependen, verdaderamente, de la visión del sujeto que la tiene.

La filosofía que busca la verdad es la filosofía del ser, o mejor decir, es la filosofía del espíritu, debido a todo lo que implica y a los límites que busca alcanzar.

En este punto el realismo tomista permite -dejando a salvo, gracias a un método verdaderamente crítico, el valor del conocimiento de las cosas -explorar en su intimidad recóndita el universo de la reflexión y establecer, por decirlo así, su topología metafísica; así la "filosofía del ser" es al mismo tiempo, por excelencia, Una "filosofía del espíritu".

Explicación del saber constructivo.

Situándonos en el pensamiento de Walter Brugger, se puede afirmar que la explicación significa, en gran profundidad, la sinterización de lo descocido a lo conocido. Es decir, que se explica en un concepto señalando los puntos principales o particulares de lo cual consta la cosa que se busca explicar.

El saber no sólo es importante poseerlo, si no que hay que dar constancia de lo que se posee. En la explicación de una cosa u objeto, hay que buscar siempre la reducción de sus elementos, para así, según Maritain, enfincarnos en sus causas, considerándolo como caso particular, distinto a una ley general.

La explicación por parte del ser humano de las notas esenciales del saber, no puede ser, únicamente, dada a conocer por un razonamiento puro, si no que se debe convertir en una expresión espontánea del mismo.

Lo que se sabe es y debe ser expuesto, por medio de la manifestación de vivencial, en la conformación de lo que se dice y se hace, o ya sea en el movimiento voluntario o en el movimiento involuntario. En esto se puede identificar no solamente por las palabras, también por medio de la expresión de los ojos, de la mímica o acciones del rostro, en fin de toda su actitud o respuesta ante las cosas que necesitan de un conocimiento como base.

En la mayor parte de los casos, la expresión del saber, es a base de un procedimiento. Así lo ha manifestado la filosofía de la ciencia, donde todo lo adquirido es fruto de un método elaborado. Cuyo proceso es positivo, ya que nos adentra en el ambiente de la organización. Es decir que la investigación tiene llegar a entender, distinguir y comprender las formas particulares de expresión, profundizar su correspondencia con configuraciones o procesos

El ser humano debe estar seguro de lo que conoce. Por tanto, es obligación poner en claro la importancia y repercusión de las formas expresivas para el desarrollo del espíritu.

El que nos percatemos de lo que conocemos, no únicamente alimenta la razón, también alimenta el espíritu, ya que nos da serenidad y seguridad de lo que somos capaces de conocer. Este es el punto principal de la obra de maritain, donde partiendo de razonamientos filosóficos, busca el fundamento del saber, para conocer las verdades divinas.

En el saber constructivo, no sólo está la parte de que de nosotros depende nuestra educación, también está la otra parte, de que al enseñar me educo. Por tanto, al saberlo hacer, me hago a mí mismo. Ya hablaba Aristóteles al señalar al que es considerado sabio: “El sabio es el que puede analizar y dar razón de las causas de todo lo investigado, y a partir de esto enseña”.

También es propio del filosofo el tener el concepto y las manos de saber ordenar, pues ya que al filosofo no le conviene ser ordenado por otro, aunque si guiado, sino mucho mejor es que él mismo ordene a otros. Partiendo desde aquí nos remontamos a Santo Tomas de Aquino, al establecer los cuatros tipos de sabiduría, o cuatro tipos de ordenes.

En los cuatros tipos de sabiduría señala Tomás que el saber es denominado por la filosofía racional, lo cual corresponde a la lógica, de no aceptar nada que no sea procesado por la máquina del razonamiento y el ambiente moral, que consiste en la ordenación que recibe la voluntad por medio de la razón.

El saber tiene que aterrizar en un orden práctico; ya sea en el de conocer a Dios, que es el primero que plantea Maritain, o el de aplicarlo en la vida común. El saber debe vivir en el orden pragmático. Su finalidad última no es conocer sobre sí, porque caería en un casi en un acto sin sentido, sino en ordenar una determinada actividad, ya que su acto propio sigue siendo el conocimiento del orden por su causa, debido a que solamente puede ordenar quien conoce las causas.

El nivel más penetrante del saber, es aquel en el que se puede considerar que la razón de lo que se sabe, para así formar parte de la forma de la entidad, resultando el concepto la imagen misma de la propia realidad; señalando, esto es hacer la captación del ente en cuanto ente, que estudia la metafísica.

El saber es un arte, porque nos adentra a conocer las diversas posiciones que toman los actos humanos, su belleza y su congruencia. Pasando al ámbito filosófico, lo hace desde la razón formal de su ordenación a la obra que se hace o busca producir; tenemos entonces tantas formas artísticas dadas por el ser humano, todo por la aplicación del saber y el resurgir de otros.

Por todo lo anterior, el ser humano tiene que encontrarse y estar preparado para definir y diferenciar las ciencias que ocupan el lugar de lo que sabe. Es claro que el saber debe culminar en lo concerniente a lo práctico, a lo agible. No se puede quedar en la mera abstracción, si no que tiene que externarse, tiene que dar efecto.

Teniendo el saber otro nivel, distinto al que muchos conocemos, en base a lo analizado, hay que concienciar que el objeto del mismo encierra otros renglones que concretizan lo aprendido y abren nuevos espacios al entendimiento.


El conocimiento y su naturaleza:

Dentro de los renglones de aprendizaje del hombre, hay bases que lo condicionan. Es el caso que se da en el conocimiento o saber se refiere. La naturaleza del conocimiento no tiende solamente en el hombre, a la generación del mismo, sino que también a la conducción y promoción hasta el estado perfecto del individuo, en cuanto a que es un ser que razona.

Es preciso señalar que el conocimiento no es sólo un simple conocimiento de las cosas, sino que es parte de toda la disciplina filosófica, donde el hombre que posee conciencia, se atreve a aprehender las cosas, a saberlas en sí; es decir, donde el hombre se entrega por medio de los sentidos a percibir. Pero no todo se enmarca dentro- únicamente- del percibir por medio de los sentidos, sino que encuadra en lo filosófico; como es propio, va más allá.

En consecuencia, por esta razón hay que preguntase por la naturaleza del conocimiento, Saber qué es lo que produce en el hombre el acto de conocer, de captar las cosas y saberlas en sí. La naturaleza le ayuda al hombre a encontrar la razón de ser de lo que se busca, sin ninguna sustitución de realidades que no tienen que ver con el objetivo y mucho menos con el objeto; es decir, que la naturaleza guía a que el fin cognitivo del individuo no sea sustituido, ni por esfuerzo personal, ya que se vale por sí mismo, ni por realidades opuestas a la meta que se quiere alcanzar.

La naturaleza se convierte en maestra, educante y guía, ya que como un faro, orienta al hombre al acercamiento del objeto. Como un niño se fija en sus padres hasta que crezca, de igual manera, la naturaleza del conocimiento guía al hombre hasta que encuentre su fin. Ella no es una ciencia, tampoco es un lugar concreto, pues aunque no lo sea tiene la preocupación de que se trabaje bajo el alcance filosófico y bajo la formalidad de lo perfectivo que se da en el camino de cognición.

Muchos señalan que la naturaleza del conocimiento es la imagen, y nos afirma Maritain, que muchas veces las imágenes no son las cosas, porque en realidad las imágenes no son el todo de la cosa. Entonces, cabría preguntar si es la imagen tal como es la cosa, o si es sólo la apariencia.

Enfocando desde otro ángulo, otros afirman que la naturaleza del conocimiento es el pensamiento, pero en realidad no todo lo que pensamos es conocimiento o nos trae conocimiento.

El gran autor, Jacques Maritain, para explicar la naturaleza del conocimiento, nos remite a otro de los grandes ilustres, y fundamentadores de las teorías del conocimiento; Santo Tomás de Aquino. Lo cual lo tomó como base para enfincar su manera y modo de pensar.


El carácter verdadero del saber y las actuaciones:

Las actuaciones deben estar enmarcadas dentro del sentido, es decir, que deben estar fijas; ubicándonos en el sentido común o en el razonar, se trata de la estructuración de actos sensitivos, efectivos y volitivos, que al juntarse con los razonamientos o actos intelectivos, traen como fruto el mismo sentido, pero mejor estructurado.

El uso del buen sentido, enmarcado en la razón, constituye el fundamento de verdaderas percepciones, emociones y además los deseos.

Desde este punto podemos afirmar, que actuamos correctamente por el uso adecuado de la razón, o por el razonar a tiempo. En el caso de un problema engendrado entre dos personas, si se razona antes de que haya algún mal incidente, se razonó en forma correcta, si se hace en el caso contrario, no se puede afirmar que se hizo buen uso.

Sin embargo, estas son razones intencionales, que pueden o no suponer los actos de conciencia presente. En el caso del saber, siempre concluimos en dicha presencia conciente. Es decir, podemos entender nuestras acciones sin que ellas signifiquen precisamente que tengamos conciencia de la misma.

Dentro de las actuaciones, se dan también dos tipos previos de verdad: la verdad simple de los actos, que integran la verdad como actual; y la verdad que mantiene al hombre vigente en concienciarse de lo que quiere alcanzar.

Las acciones son estructuralmente elementales en la vida del hombre, son sobre todo la plasmación de lo que se sabe y de lo que no se sabe.

Es claro tener en cuenta, que aunque ellas parezcan simples, encierran en sí un conjunto de aspiraciones y conocimientos, porque, como señalamos anteriormente, son el reflejo de lo que somos y aspiramos ser, de lo que se conoce y de lo que en realidad no se conoce.

Según algunos pensadores, las acciones contienen dos tipos de verdades: las acciones en cuanto obedecen a un sistema, y las acciones que se dan según la verdad actual, según las convicciones personales. Esta última la podríamos llamar desde Xubiri la verdad real o actual, la cual no es la verdad simple, pero tampoco la verdad de análisis, sino que es la verdad de lo actualizado.

El que sabe actúa con sentido. El filósofo así lo hace. Es decir, que las acciones deben ser fijas, guiadas por la inteligencia al junto de los actos intelectivos que dan el sentido, constituyendo verdaderas percepciones, deseos y a la vez que emociones.

Por tanto, no se puede afirmar que las acciones ligadas al saber no sean intencionales, ya que no se podría entender y menos aceptar las acciones, sin que tal actuación signifique que tengamos conciencia de lo que hacemos.

La Actividad Racional y la Verdad de las Cosas.

La actividad racional consiste en sistemas de acciones y/o actuaciones especificadas por la presencia de actos intelectivos racionales, los cuales permiten seleccionar las posibilidades presentes.

En la insatisfacción intelectiva que aparece en el hombre, ante los errores cometidos en su proceso de raciocinio, surge o fluye en él, la actividad concreta de razonar, sin mediación alguna de falsos mitos, sin la intervención de un planteamiento que antes no hayan pasado por el cajón de la razón.

Desde este punto, se acentúan y se actúa con un enfoque más crítico, pero todo en una búsqueda de las verdades de las cosas desde la particularización, como anteriormente habíamos tratada, en la captación de posibilidades entre varias partes, y la unión de las mismas.

La actividad analítica tiene un carácter constitutivo de razocinio, no de conformación; a diferencia de las acciones y acentuaciones que se dan desde un aceptar bruto, donde se acepta sin saber, se cree sin razonar y donde nunca se razona. Por tanto, no necesariamente en la distinción y las actuaciones hay que tener un carácter experiencial, para el conocimiento, sino uno racional, donde nos hagamos propiciadores de conocimiento y agentes de decisión. El filósofo tiene que buscar un carácter trasformador, que le invite a pensar las cosas con una visión realista, fundamentada en las verdades de las mismas.

La actividad racional de Maritain conduce a suplantar la cultura de lo efímero, y por la del “distinguir para unir”, logrando así conciliar la filosofía, aplicándola a la fe y a la ciencia, logrando mostrar como conducen a la verdad.

El propósito explícito de Maritain, es “la inquietud por la verdad inserta en una epistemología, que se abre a la trascendencia”. La cual, colabora en el hacer justicia con la pluralidad de diferentes tipos de saberes, pero sin atentar con la unidad.

El distinguir para unir es una lucha constante contra el monismo epistemológico, ya que la manera de proceder es distinta; porque una, parte de la unidad sin la admisión de la distinción; y otra, opta por la distinción, pero con aprobación de la unidad como fin.

Hay aquí, un intento de sustituir la adaptación de lo efímero por una cultura de la distinción en la unidad. Es una visión, que la consideran muchos autores como, ultramoderna, la cual toma como base el principio de analogía, la articulación de la realidad y sus grados del saber.

En cuanto a lo particular, el autor nos señala que: “para los modernos, es la matemática que desempeña este oficio”. “POURS LES MODERNES, C`EST LA MATHÉMATIQUE QUI ACCOMPLIT CE OFFICE”

Maritain, ha puesto gran atención al tema y proceso de aprendizaje cognitivo humano por medio del intelecto. Todo lo hace por la convicción de que el conocimiento de la verdad es posible, cuya verdad es sustancialmente suculenta, ya que consiste en lo que se puede llamar la expresión misma de la trascendencia.

Este conocimiento libra al ser humano a no vivir en un ambiente de desesperación, al cual conducen el monismo y el univocismo escéptico y las teorías relativistas. Maritain busca por medio de la distinción, enfincar la postura y aspiración humana, que nos guiará en la posesión del saber.

Mediante esta postura, la existencia humana no materializa y cierra la visión en una línea, debido a que los procesos cognitivos -que llevan ala verdad- son múltiples y diversos, aunque no todos concluyan en ella.

En otras palabras, la actividad racional y la verdad de las cosas, no son más que un medio, que nos favorece para ejercitarnos en el saber, para luego llegar al conocimiento del ser. Cuando Jaques nos habla del saber, nos trata la importancia de la analogía metafísica para el encuentro con la verdad. Solo mediante la verdad el hombre trasciende todo lo corpóreo, abriéndose a la misma, caminando por senderos en el mundo físico -sin quedarse en él- sino que lo exceden.

Aspiraciones del ser humano y el saber.

Hasta ahora hemos expuesto y argumentado parte del el interés del ser humano por obtener un conocimiento bueno y útil. Además de el momento adecuado para utilizarlo.

Pareciera que las aspiraciones humanas en relación al saber se quedan en una simple conceptualización, donde únicamente podemos concebir el saber y aceptarlo en la mente del ser razonal, es decir del hombre.

Obtener el saber siempre conduce a tener un carácter de veracidad, que no sea cerrado en el cajón de la razón del hombre, sino en el externar, por medio de los hechos. Este externar es la evidencia que lo muestra; todo porque el saber no es para sí, aunque al que lo tenga le conforte, si no que es para avance de los demás.

Esta es la una de las visiones que tiene Maritain, no es de conocer para sí, sino que, aterrizando en el ambiente cristiano, es para encaminar y conducirse al conocimiento del saber supremo, de la verdad total, que es Dios.

En todos estos casos, en la insaciabilidad del hombre, se frustra y tronca el anhelo de trascender en la ayuda o socorro a los demás. Debido a que los deseos personales se convierten en primacía, y sustituyen el darse, por el darme; el ayudar, por el ayudarme.

Por tanto, es necesario que el hombre que se alíe del saber, pero que no se considere dueño de el. Que lo vea como un instrumento que le permita encaminarse al fin deseado.

De tal modo, que el hombre ante el saber tiene que caer en un concienciarse, de que su fin está en buscar el saber de los actos y ponerse en camino, no pensando en contener el camino, si no que ubicarse en un proceso de adaptación.

Relación, Distinción y Conciliación de los ámbitos del conocimiento.

Decía pico de Alejandría que: “Aprehender alguna cosa por la inteligencia es procurarse un saber que se distinguirá en varias categorías, grados, etc., según la naturaleza del objeto conocido y el modo en que tal objeto es captado por el intelecto”. Continuando, en este sentido, la distinción más fuerte es aquella que divide el saber en dos grandes categorías: el saber práctico y el saber especulativo. Este punto lo desarrollaremos en el capitulo siguiente, donde además, trataremos los grados racional y otros temas.

Esta distinción la aplica Jacques y la acepta con gran importancia a los grados del saber. Donde en un orden especulativo, los grados del saber, que son de abstracción y razonal, se alzan desde el ser concreto hasta llegar a los primeros renglones a través de la ciencia natural y la ciencia físico-matemática, alcanzando la sabiduría filosófica, la teología y hasta la mística.

Los ámbitos del conocimiento son: el filosófico y teológico, donde el orden práctico desde ellas se concretiza, penetrando la filosofía moral y ciencia práctica, hasta llegar a la acción que corresponde a cada persona, o acción de un individuo personal.

La conciliación que propone Maritain es la unidad de orden, de integración, de coordinación y de subordinación, de complementariedad, de continuidad y de solidaridad entre los diferentes tipos de saber, todo ligado al principio que tiende a la sabiduría. Sobre esta conciliación señala este autor que: “El gran problema de nuestra era es el de restaurar el primado de la sabiduría, la dignidad sobreeminente de un conocimiento puramente ordenado a la posesión de la verdad, y de reconciliar las ciencias en adelante conscientes de su valor y de su poder con la sabiduría, el saber natural con las sabidurías de orden superior. Jacques Maritain pensó que tal reconciliación no podría darse sin el signo de Santo Tomás. Gracias a él, podrá establecer entre las sabidurías y las ciencias una armonía vital y espiritual que asegure el mejor desarrollo de cada una de ellas (...) Gracias a él en particular podrá desarrollar una filosofía vital e intrínsecamente cristiana, no sólo envuelta en una síntesis teológica sino elaborada ella misma y adherida a sus dimensiones propias.”

Al ordenamiento del saber y sus grados, trataremos en el próximo capitulo.


[1] E. coreth “curso fundamental de filosofía” Barcelona 1987, 25

[2] Incola abbagnano, “diccionario de filosofía” Herder, 1980, 1027

[3] El punto de la distinción no únicamente al pensamiento maritain le es propio, si no que para el círculo de Viena es elemento fundamental del conocimiento. Esto continúa siendo el supuesto de muchas doctrinas, que toman la distinción como base del conocimiento o aprendizaje.

[4] Maritain, Jacques. “El sueño de Descartes” Argentina, lumen, 1956, 88

[5] Aristóteles, Metafísica, lib. II, 982 b. comentario de santo tomas, Lec. III de veritate, q.7, a.7.

[6] Maritain, Jacques. “Ciencia y sabiduría”. Prologo a la traducción a español. Argentina 1944 .7.

[7] Nota extraída del ensayo elaborado por Gabriel Zanotti, sobre la persona y la libertad.

[8] Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona.

[11] Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996-99. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona.

[12] Jacques Maritain, “introducción a los grados del saber” buenos aires. 1944. 1

[13] Walter brugger, “diccionario de filosofía” Herder, Barcelona 1965, 206

[14] Comentario elaborado por Teofrasto, discípulo de Aristóteles.

[15] Ensayos de filosofía de la educación como saber filosófico, elaborado por Enrique Martines, de la universidad virtual Santo Tomás de Barcelona.

[16] José Gómez Cerda, “arte, filosofía y política” rep. Dom.2005, 54

[17] Nota aclaratoria, tomada del filosofo francisco caraballo en su tesis para optar por el grado de licenciado de filosofía.

[18] González Antonio. “estructuras de la praxis: ensayo de una filosofía primera”. Trotta, Madrid 1997,

p.24

[19] Jaime balmes, analizado por francisco caraballo en los temas de la verdad. 2004, 66.

[20] Jacques maritain “Distinguir para unir o los grados del saber” Traducción propia de Picon de AlenjandríaIII, 352

[21] Marie Leroy- Vincent O.P.; Le savoir Spéculatif, en Jacques Maritain son oeuvre Philosophique, 1948, Revue Thomiste, Desclée de Brower, París, pág. 327. Traducción propia.

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